16 DE SEPTIEMBRE DE 1976: “LA NOCHE DE LOS LÁPICES”
El 16 de Septiembre de 1955 la “Argentina, oligárquica, conservadora y tradicional” derrocó al gobierno popular de Juan Perón y produjo una ola de represión contra todo aquel que enarbolara, en heroica resistencia, la identidad peronista.
Esta represión, sin embargo, no eliminó los factores de resistencia contra el retorno al viejo estado de cosas, y fue sólo después de más de dos décadas, en 1976, que pudieron dar otro golpe militar contundente contra los sectores populares que sostenían un proyecto diferente de país.
En el marco de ese golpe, el 16 de septiembre de 1976, la más cruenta dictadura que hemos soportado, acometió la desaparición de un grupo de militantes, jóvenes de la ciudad de La Plata, integrantes de la organización peronista, Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Fueron secuestrados en la madrugada de los domicilios donde dormían, por un “grupo de tareas” del general Ramón Camps en el que participó el represor Miguel Etchecolatz.
Los seis que no volvieron jamás, de la decena de adolescentes detenidos en ese septiembre, fueron: Claudio de Acha 16 años, Horacio Ungaro 16 años, María Clara Ciocchini 17 años, María Claudia Falcone 16 años, Francisco López Muntaner 17 años, Daniel A. Racero 18 años, todos jóvenes, militantes y peronistas brutalmente secuestrados y torturados durante meses en un campo clandestino de detención.
Todos ellos tenían entre catorce y dieciocho años; estaban comprometidos con el momento histórico que vivían, se daban cuenta de que los tiempos habían virado definitivamente hacia la represión ilegal y en sus casas sus padres se lo advertían. Pero eligieron seguir en la lucha por una sociedad más justa y solidaria, enfrentando a la alianza entre la patria financiera y sus personeros militares.
Hoy forman parte de los 238 adolescentes argentinos, que fueron secuestrados y desaparecidos durante la dictadura.
Contexto
El golpe del '76 pretendió poner fin a las condiciones materiales que habían permitido sobrevivir y reconstituir la alianza social que había construido el gobierno peronista hasta 1955. La misma que había sido reformulada y ampliada en los 70. Para eso era preciso destruir a las organizaciones populares que sostenían las banderas del proyecto. No es casual que la inmensa mayoría de las víctimas fueran trabajadores y jóvenes organizados peronistas. El golpe se propuso responder a una necesidad histórica, poner fin a una experiencia social y política que cuestionaba importantes intereses económicos y estrategias internacionales hegemónicas.
La UES (Unión de Estudiantes Secundarios), organización de donde provenían la mayor parte de los estudiantes secundarios secuestrados y asesinados por la dictadura, fue un espacio político construido durante el primer peronismo, desarrollado al calor de la movilidad social ascendente y la masiva inclusión de los sectores populares a la escolaridad formal.
No es casual que sea la misma organización la que, veinte años después, luchará por la plena vigencia de los derechos adquiridos en los gobiernos peronistas. Sin dudas, si no hubiera existido el primer 16 de septiembre, el de 1955, no tendríamos que recordar, cada 16 de septiembre, a los mártires de “La Noche de los Lápices”.
Desde 2006, a partir del impulso que le dio el presidente Néstor Kirchner a una propuesta de distintas organizaciones estudiantiles y juveniles, cada 16 de septiembre, en Argentina se celebra el Día Nacional de la Juventud.