11 DE MARZO DE 1973: CÁMPORA AL GOBIERNO, PERÓN AL PODER

Habían pasado 18 años de proscripciones cuando el pueblo argentino pudo expresarse libremente en las urnas, poniendo fin a la dictadura. El resultado de la elección fue el 49% de los votos para Cámpora y Solano Lima Lima, la fórmula del peronismo. La principal consigna de esa campaña, era “Cámpora al gobierno, Perón al poder”.

El triunfo de Héctor J. Cámpora, el 11 de marzo de 1973, cerró la etapa de la dictadura autodenominada “Revolución Argentina”, instaurada el 28 de junio de 1966 por el general Onganía, con el apoyo de los principales grupos de poder y recordados comunicadores sociales. A la supuesta dictablanda de Onganía no le faltaron las desapariciones, los bastones largos, la censura, las torturas, los fusilamientos (Trelew) y los planes económicos que hacían el beneplácito de los “organismos internacionales”, provocando el deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de los argentinos.

El sueño eterno de Onganía comenzó a hacerse pedazos a partir del Cordobazo, cuando el Ejército, a través de su jefe, el general Alejandro Agustín Lanusse, comenzó a presionar para que las Fuerzas Armadas fueran parte de la toma de decisiones y dar por finalizado su proyecto de dictadura autoritaria y paternalista sin plazos, al estilo Francisco Franco.


El secuestro y asesinato del general Aramburu, fue el detonante para un nuevo golpe interno. Lanusse, en junio de 1970, designó como presidente a Roberto Marcelo Levingston. Un general que estuvo del lado de los azules, había sido jefe de Inteligencia del Estado Mayor Conjunto, y era delegado argentino ante la Junta Interamericana de Defensa, cumpliendo funciones como agregado militar en Washington.

Levingston pretendió constituir un movimiento político propio y tomar distancia del general Lanusse. El escenario se tornó cada vez más complejo e inestable. En ese contexto, se alcanzó un acuerdo entre las principales fuerzas políticas, conocido como “La Hora del Pueblo”. Los firmantes se comprometían a luchar por un proceso electoral limpio y sin proscripciones.

En febrero de 1971, el gobernador de Córdoba, doctor Camilo Uriburu (sobrino de José Félix Uriburu), declaró que aspiraba a terminar con la oposición estudiantil y gremial que había llevado adelante el Cordobazo y le pidió “a Dios que le depare el honor histórico de cortar de un solo tajo la cabeza de esa víbora”. A los pocos días, el llamado “Viborazo”, un segundo Cordobazo, puso fin a la breve gestión de Levingston.

El 26 de marzo de 1971, Lanusse asumió la presidencia en un clima político totalmente desfavorable. Se sucedían las puebladas, Perón sumaba día a día más adeptos, y la continuidad del gobierno militar se tornaba insostenible. Lanusse, muy a su pesar, evaluó que el principio de solución a los múltiples conflictos pasaba por terminar con la proscripción del peronismo y decretar una apertura política que permitiera una transición hacia la democracia. En este contexto propuso un Gran Acuerdo Nacional (GAN) entre los argentinos y anunció la convocatoria a elecciones nacionales sin proscripciones para 1973 pero instalando el sistema de ballotage, soñando con la unión de todo el antiperonismo en una segunda vuelta. Además, incluyó una provocadora cláusula que obligaba a Perón a fijar domicilio en Argentina antes del 25 de agosto de 1972.

El líder en el exilio, evaluó que no era conveniente volver en el marco de una dictadura decadente, ni que fuera él quien gobernase en el conflictivo período de transición. Decidió proponer como candidato a Presidente, a su delegado personal y ex presidente de la Cámara de Diputados durante el primer peronismo, Héctor J. Cámpora. Bajo la consigna “Cámpora al gobierno, Perón al poder”, el peronismo ganó las elecciones de 1973 y volvió a conducir los destinos de la Patria, luego de 18 años de proscripciones, asesinatos, persecuciones, torturas y planes económicos destinados a destruir la economía nacional y la calidad de vida de los trabajadores.